León Buil

21/12/2008 - UNOS PRESUPUESTOS ILUSORIOS

Ninguna novedad respecto de lo esperado en el debate de los Presupuestos Generales del Estado ante el Senado, que aplicó su veto, y ante el Congreso que, con la ayuda de PNV y BNG los aprobó definitivamente con los contenidos de la primera lectura en Pleno, no sin antes haber pagado el alto precio estipulado con los nacionalistas vascos mediante la firma de las transferencias de Investigación y algunas otras cuestiones de menos entidad. Precio altísimo, no porque cuantitativamente suponga la transferencia de cuantiosos medios monetarios, sino porque se rompe un campo en el que la tendencia universal es la unicidad y la coordinación. Ya veremos el precio a pagar el próximo año por el apoyo de CIU, que es el que toca.
Pero hecha esta salvedad, hay que destacar que los presupuestos aprobados solamente difieren en un punto, esencial eso sí, respecto de los de otros años. Se trata del estado de Ingresos en el que se establecen unas previsiones falsas al estimar una recaudación tributaria que no se alcanzará en la etapa de contracción económica en la que ya estamos inmersos y que se agudizará el próximo año. Eso lo sabe el gobierno, y lo dejo suficientemente claro Solbes en su última intervención. No se obtendrán los ingresos previstos y habrá que recurrir a la deuda pública para atender los compromisos de gasto que, considerando la situación contractiva de la economía, no pueden restringirse especialmente en aquellos que fomentan el consumo o tienen un carácter social.
El otro aspecto a destacar será, como ha ocurrido en otros ejercicios anteriores, incluso después de la creación del Fondo de Contingencia, que abundarán más aún las modificaciones en los créditos presupuestados, incluso los de inversiones, porque la primera urgencia del Gobierno es tratar de frenar el aumento del desempleo en los sectores y territorios donde se produzca con mayor dureza. Con el mismo objetivo que las ayudas a los ayuntamientos con el Fondo de Inversión Municipal y las líneas de crédito ICO aprobadas recientemente, se tratará de optimizar las aplicaciones presupuestarias a las actividades que generen más empleo, y resulta obvio que no todas las inversiones públicas tienen la misma eficacia en este sentido.
Por estas y algunas razones más, resulta peregrino y hasta grotesco que la oposición haya centrado sus embates para rechazar las cuentas presupuestarias en la previsión de unos ingresos irreales y en la inutilidad de los créditos aprobados para combatir tanto la crisis económica como su peor consecuencia que es, sin duda el desempleo. La experiencia ya muy remota en la liquidación de los Presupuestos muestra siempre importantes desviaciones en los capítulos de transferencias y capital, y así debe ser. También una larga experiencia revela que nunca el principal partido de la oposición ha votado los presupuestos presentados por el gobierno de turno, y siempre los ha criticado con dureza porque la ley presupuestaria es el instrumento esencial para llevar adelante el programa del partido en el poder. Además en esta ocasión, una retirada de la Ley presupuestaria hubiera tenido consecuencia muy funestas para la economía del país.
Los presupuestos aprobados son, desde luego ilusorios, y más por las actuales circunstancias con una crisis económica que presenta un escenario cambiante y lleno de sorpresas que exigirán reacciones inmediatas e imprevisibles en ocasiones. Por esta situación especialmente, si siempre los presupuestos han tenido algo de ilusorios, en el sentido de no cumplirse sus previsiones, en la actual coyuntura lo van a ser mucho más.