León Buil

15/01/2008 - CONQUISTAS DE PIZARRO


Ha sido una sorpresa la designación de Manuel Pizarro como número dos de la lista del partido popular de Madrid y, además, un tanto que se apunta Rajoy en unas circunstancias en las que la entidad de los sumandos se acrecienta por la mercadotecnia electoral. Recientes todavía sus batallas frente a las opas sobre ENDESA, su figura empresarial se consolidó con un resultado que resultó beneficioso para cientos de miles de accionistas. Es, no cabe duda, un importante activo electoral que se une a otras experiencias en el mundo de las finanzas e incluso de la política, porque en este campo arrancó ya en UCD al desempeñar responsabilidades como secretario de política municipal.
Que es un hombre valioso y de buen trato -todo cuenta- es algo bien sabido, y por esto no debe resultar extraño que Alierta lo fichase para Telefónica como consejero independiente hace pocas semanas, lo que hace suponer que por entonces todavía no se le había hecho ofrecimiento de un puesto en listas que trasciende a su significado en el parlamento porque supone, como hoy se apunta en la generalidad de análisis que, de ganar las elecciones, sería el vicepresidente económico del nuevo gobierno.
Sin embargo, más allá de la exultante alegría que han manifestado algunos dirigentes del partido popular, la irrupción en el cuartel general de los conservadores del antiguo asesor para temas económicos del que fuera presidsente Aznar, se habrá traducido en numerosos movimientos que no solo afectarán a las listas de candidatos por Madrid, sino también a la estructura interna del poder. Porque hay que tener claro que Pizarro es una persona que busca el poder y que sabe ejercerlo, como tiene bien demostrado. Y que tiene una estela bien trabada de aciertos desde que sacó las oposiciones de abogado del Estado, lo que le hace en cierto modo incontestable entre las filas de sus compañeros del partido popular en el que, al menos en el área económica, se va a producir una reorganización de las distintas responsabilidades. Esto abrirá heridas.
Pero fuera cual fuere el resultado de las elecciones, la incorporación de Manuel Pizarro a la cúpula del partido popular tendrá consecuencias de mayor alcance. Si perdieran las elecciones, su influencia en estrategias y actitudes sería importante porque está muy lejos de comulgar con el grupo de dirigentes intolerantes y radicalizados que han llevado de facto las riendas del partido en estos cuatro años pasados. Pero, aparte de estos efectos, y considerando que Rajoy quedaría en tal caso en la cuerda floja, Pizarro podría ser un excelente recambio como lider del partido, aunque sus aspiraciones se encontrarían con las de Esperanza Aguirre y las de Alberto Ruiz Gallardón y, quién sabe, algún otro voluntario.
Lo que sí parece indudable es que el brillante fichaje que ha realizado Rajoy es una persona de largos horizontes, preparada y con vocación política, que no desdeñaría la posibilidad de llegar a la presidencia del gobierno. Otra cosa es que le dejen añadir una nueva conquista a su currículo.