26/11/2008 - RUSIA ES CULPABLE
La tentativa de la empresa petrolera rusa Lukoil de tomar una participación significativa en el capital de la hispano-argentina Repsol, ha proporcionado a la oposición política , y también a la mediática, nueva munición para acusar al gobierno de favoritismo y de poner un sector estratégico de la economía española en manos del Kremlin: algo así como si se enviara a Moscú el oro del Banco de España. Usando de medias verdades y mentiras abultadas, desde Rajoy a Soraya y de Cospedal a Montoso, con la colaboración entusiasta de algunos medios que buscan por segunda vez hundir al partido socialista, se ha tratado de convencer a la sociedad española sobre la parcialidad del gobierno en este asunto, incluso tratando de implicar negativamente a la Casa Real.
Es cierto que la situación que vive SACYR, con un endeudamiento vencido inabordable, le obliga a deshacerse de su participación del veinte por ciento en la petrolera o, de no conseguirlo, dejar que la presión de los acreedores cause el derrumbamiento económico de una de las empresas punteras del sector de la construcción en España que podría arrastrar a otras y empeorar la grave situación económica. También es cierto que la venta de su participación en Repsol-Ipf a precios de mercado, que quizá sería factible acudiendo a fondos de inversión foráneos, no solo supondría materializar las pérdidas sino que representaría un descalabro para sus accionistas propios y para los de la petrolera que ya han perdido dos quintos y casi dos tercios, respectivamente, de su valor bursátil en el último año. Pero es falso que la entrada de un nuevo accionista que posea casi el treinta por ciento del capital social suponga la pérdida del control español de la empresa, si se adoptan las medidas legales permitidas.
Lo sorprendente de todo este asunto es que, quienes privatizaron totalmente REPSOL y otras empresas estratégicas de la industria española en la segunda mitad de los años noventa y se opusieron a que un grupo catalán tomara el control de la ENDESA también privatizada, pretendan que ahora el gobierno intervenga directa o indirectamente para que el paquete accionarial quede en manos del Estado o de otros accionistas españoles. ¿A quién protege el partido popular? Porque si se asegura la españolidad de la empresa carece de sentido la crítica de dar entrada a un accionista extracomunitario, cuando aquí los tenemos en posición dominante en las ramas del acero, del aluminio y el cobre, del automóvil y hasta de la alimentación.
Aquí parece que aún hay algún tic derivado de aquella frase de Serrano Suñer, y que se ve a Rusia como el oso amenazante. Con independencia de que el país eslavo no sea un modelo de democracia y que el gobierno ruso haya utilizado sus grandes recursos energéticos al servicio de sus políticas de influencia, lo que no lo haría diferente a la política energética de USA a través de sus grandes multinacionales petroleras (véase por ejemplo la guerra de Irak), una Rusia democrática es un país europeo indispensable para la paz y la seguridad mundiales, que contribuye a estabilizar en su área de influencia muchas tensiones peligrosas y que se abre progresivamente a los mercados internacionales. Es sorprendente la inquina que muestran algunos focos políticos españoles hacia el país eslavo, como si el resto del mundo estuviera sembrado de santos y perfectos países.