León Buil

11/12/2007 - Kosovo no es asunto ajeno

KOSOVO NO ES ASUNTO AJENO


No es una cuestión distinta ni distante, porque en el caso kosovar concurren elementos muy diversos a los existentes en los países de Europa occidental: hay componentes étnicos, religiosos, y existe un pasado muy reciente de una cruel guerra de ocupación y de limpieza étnica, de ida y vuelta. Pero la inevitable independencia de Kosovo respecto de Serbia, no solo va a constituir un monumento a la torpeza de los gobiernos europeos, sino que va a consolidar la doctrina de que la violencia puede obtener buenos resultados políticos cuando se logran los apoyos de los poderosos, como ha sido el caso del Ejército de Liberación kosovar, cuyos excesos provocaron la sangrienta reacción serbia y, en definitiva, la intervención internacional.
Ahora se pretende neutralizar el problema de un territorio que ha decidido constituir un estado en el que viven también minorías ahora sojuzgadas por la mayoría albanokosovar, como son las de los serbios y macedonios, muy disminuidas por la coacción permanente de los reconvertidos guerrilleros pese a la presencia del contingente de tropas internacionales. Pero el futuro puede ser peor: en un país que nunca fue independiente y que subsiste gracias a la inmensa ayuda de la Unión Europea se va a consolidar una situación que exige un verdadero protectorado económico y militar a largo plazo para evitar estallidos de violencia étnica y religiosa, porque el recuerdo de los sanguinarios episodios bélicos están muy presentes entre la población. Bien es cierto que Europa aplaza hacia un futuro indeterminado un conflicto que no sabe cómo resolver y que Estados Unidos obtendrá una nueva base militar operativa en las puertas del bloque ruso, pero parece que el precio obtenido no compensa el riesgo de convertir a Europa en un conjunto de estados poderosos que apuesta por disgregar el resto del territorio en pequeños países-estado, con grandes dificultades para implantar los patrones democráticos y funcionales de la Unión Europea.
Y si el futuro puede ser peor en la zona de los Balcanes, porque la inestabilidad de Kosovo puede trasladarse a otros territorios contiguos, no cabe duda que con la concesión de independencia se establece un mal precedente que podría alcanzar a otros estados europeos, incluso a España. Se puede decir, como ya lo ha hecho Moratinos, que son situaciones diferentes; que el nacionalismo albanokosovar tiene componentes muy diferentes a los de los nacionalismos españoles o los de otros estados de Europa occidental; que aquí se parte de una trayectoria histórica de unidad durante varios siglos; que no existe problema religioso ni étnico, ni un precedente bélico desde la guerra de Sucesión. Se pueden dar estas y otras muchas razones, pero es lo cierto que la Unión Europea ha bendecido secesiones e independencias con muy escasos apoyos argumentales y mucha carga de intenciones geopolíticas.
La suerte ya está echada y todos parecen con prisas por cerrar un capítulo enrevesado en la construcción y estabilidad europea. Como en todas las operaciones de esta naturaleza habrá ganadores y perdedores, pero no se puede afirmar que es un asunto ajeno y que era la única solución posible, porque no es una solución sino una componenda transitoria que generará nuevos problemas en el futuro y alimentará la balcanización de otros territorios.