León Buil

01/08/2006 - Unica aprobada


Con las maletas preparadas y a punto el medio de transporte para disfrutar o simplemente pasar las vacaciones, el CIS daba días pasados algunos datos provisionales de su último barómetro, correspondiente a Julio. Y entre las curiosidades que muchos ven como factores sin trascendencia, como las creencias religiosas o el posicionamiento político según rango poblacional de las ciudades, emergían con fuerza algunos otros detalles que sugieren algún análisis más profundo que el habitual de los exégetas de los partidos, que todo lo explican en términos favorables para no poner de mal humor al mando.
Que quede claro que uno no quiere malhumorar al mando, o a los mandos, porque bastantes motivos de desazón acostumbran a lloverles desde todos los rincones y no es bueno aumentarlos. Pero, aprovechando que la mayoría toman estos días sus vacaciones que, como todo el mundo sabe, sirven para que los responsables políticos y económicos piensen con más intensidad en los problemas pendientes mientras tratan de atrapar en el anzuelo algún pez, por ejemplo, se hacen unas consideraciones a continuación sobre algunos de los resultados de la última encuesta y su comparación con otras anteriores de la misma naturaleza.
Se ha puesto el énfasis en dos cuestiones que son habituales en este tipo de encuesta: las previsiones electorales y el nivel de confianza política. En cuanto a la primera, la estimación de voto marca una ventaja del PSOE de 3,7 puntos sobre el PP, con un pequeño avance del partido del Gobierno y un retroceso de 1,3 puntos del primer partido de la oposición. En cuanto a la confianza del electorado, Rodríguez Zapatero inspira mucha o bastante confianza al 40,4% de los electores, en tanto Mariano Rajoy alcanza el 21%. En correspondencia con estos datos, el presidente del Gobierno es valorado con 4,94 (suspende por poco y retrocede) y Mariano Rajoy con 3,77 acusa un fuerte retroceso. Tan solo la vicepresidenta primera, Fernández de la Vega, aprueba con cierta holgura.
La conclusión más inmediata, aún teniendo en cuenta que la sociedad española está crecientemente polarizada políticamente, es que la política del gobierno está ganando algunos segmentos sociales que le permiten mejorar en la adhesión del electorado, pese al incontestable alto rechazo que tuvo la tramitación y resultas del Estatut que se cargó en la cuenta del presidente Zapatero. También se deduce del conjunto de la encuesta y de las precedentes que la operación de desgaste se concentra en él, quedando muy al margen los ministros, de los que resultan más valorados los de Defensa, Interior, Justicia y Economía. Curiosamente los cuatro y la vicepresidenta responden a un patrón semejante que incluye la estimación de poder político, rigor dialéctico y serenidad, lo que les confiere en la opinión popular un mayor grado de confianza. Otros ministros participan de alguno de estos rasgos, pero no de todos.
Estas apreciaciones permiten deducir que ni todo el conjunto de la política gubernamental es un éxito ni, tampoco como quiere el partido popular, acumula fracasos y más fracasos. El juego sucio que se ha hecho al presidente le ha impulsado a ser más cauto, especialmente en sus declaraciones. En esta actitud cuenta con sólidos colaboradores en algunos ministros y muy significadamente en Maria Teresa Fernández de la Vega, la única aprobada por los encuestados.
La reflexión que se propone es que se reexamine los réditos políticos de una actitud serena y ecuánime, y también de los débitos que se acumulan por mantener una táctica de confrontación a toda costa o por no reconocer errores que sí perciben los ciudadanos. Y cada cual que elija su meditación.

León Buil Giral