León Buil

30/04/2009 - DESPUES DE LA VISITA


Puede asegurarse que ninguna visita de un mandatario extranjero ha alcanzado los niveles de atención popular que ha obtenido la del presidente francés Nicolás Sarcozy, y no solo porque viniera acompañado de su cónyuge Carla Bruni y su incalculable interés mediático, sino porque se esperaban con ansiedad resultados positivos de la cumbre francoespañola para apartar por unas horas la ansiedad por la situación económica. El presidente francés deja huella donde interviene y su actividad política no conoce pausas.
Y transcurridas otras horas más y una vez leídos los comunicados y acuerdos suscritos por ambos gobiernos, de la visita quedan las declaraciones de intenciones y los textos, aunque las impresiones y comparaciones de la primera dama francesa con sus anfitrionas hispanas llenarán muchas páginas durante muchos días para regocijo y animación de muchas personas, lo que también sirve para atenuar preocupaciones más inmediatas y personales. El "panem et circenses" romano es claro que no ha dejado de tener actualidad ni la perderá mientras el mundo sea mundo.
Pero transcurrido el evento, la crisis económica vuelve al primer plano de la actualidad con el anuncio hoy mismo de un retroceso interanual del PIB del 2,9 por ciento, comunicado hoy mismo por el Banco de España. El dato viene acompañado de un retroceso en las ventas por menor superior al nueve por ciento y la contracción del 6,1 por ciento de la economía americana. Si esto se une a los resultados de la EPA que descubre más de cuatro millones de parados en España, el conjunto da para pocas alegrías, y se hace preciso escudriñar en cualesquiera indicios para reponer en primer término la confianza en una pronta corrección de la tendencia de las economías para que puedan remontar tanto la inversión como el consumo y detener la pérdida de puestos de trabajo.
Por esto la visita del presidente francés y los resultados de la cumbre bilateral adquieren más relevancia de lo que sería normal. España y Francia no solo tienen una frontera común, sino muchos intereses compartidos, muchas inversiones cruzadas y no pocos problemas comunes, aunque tengan una distinta dimensión. Las relaciones entre los dos países son crecientes en todos los sectores productivos, y las diferencias surgidas ocasionalmente en el ámbito agrario son anecdóticas aunque tengan mucha resonancia en los medios de comunicación.
El robustecimiento del compromiso de Francia de su cooperación en la lucha antiterroristas y su apoyo total al ingreso de España en el G-20, aparecen como los puntos más importantes del apoyo del presidente francés a nuestro país, pero a esto hay que añadir Lel compromiso de concluir el enlace de la alta velocidad entre Figueras y Montpellier para el año 2012 y la puesta en marcha de las autopistas del mar, Y aunque no se mencionaran en los discursos ni en la rueda de prensa, la cumbre bilateral ha convenido numerosos asuntos que interesan a las dos naciones, como son las interconexiones eléctricas y gasísticas, el estudio de la conexión ferroviaria de alta capacidad por los Pirineos centrales o el relanzamiento de la reapertura de la conexión ferroviaria por Canfranc.
Que la visita de Sarkozy ha estado rodeada de expectación y un excepcional arropamiento mediático, incluida la primera dama francesa, es indudable y no hay que considerarlo negativo. Pero lo más importante está en lo que ha quedado comprometido de palabra o por escrito porque, además del compromiso, son asuntos que interesan a ambos países.