16/02/2006 - DESPUES DE LA TREGUA
Si se analiza el desarrollo de las últimas sesiones parlamentarias de control y la tensión dialéctica que se está poniendo en las intervenciones de los lideres populares a cuenta del hipotético abandono de las armas por parte de ETA, cualquiera puede llegar a la conclusión de que, efectivamente, existe un proceso avanzado en el objetivo de que la banda terrorista abandone toda violencia como condición indispensable para abordar una negociación, según los términos en los que Rodríguez Zapatero obtuvo autorización del Congreso de los Diputados. Por tanto, la primer noticia que tendremos en este asunto será la declaración de una tregua indefinida que permita entablar conversaciones entre representantes del Estado español y comisionados de la banda sobre la entrega de armas, desmovilización de la estructura etarra , así como algunas modificaciones sobre régimen de los presos que no alcanzarían a los elementos más sanguinarios de la banda.
Preguntaba ayer Rajoy con la ira reflejada en su mirada si se iba a pagar un precio político por la paz en Euzkadi, y cual sería éste. Obviamente Rodríguez Zapatero no respondió, porque antes de hacerlo alguien tiene que definir qué se entiende por precio político: puede ser una mayor autonomía, puede ser la legalización de batasuna, el acercamiento de presos, el acceso a puestos políticos o la ejecución de determinadas infraestructuras. Todo cabe en el precio político, pero nadie sabe en este momento cual será el precio a pagar y en qué moneda, aunque queda excluida la posibilidad de una excarcelación masiva o una amnistía, que prohibe nuestra Constitución.
Esta misma mañana del Jueves dos diarios de Barcelona dan por supuesta la inminencia de un anuncio por parte de la banda terrorista que abriría el camino a una larga negociación en paralelo al proceso de Estatuto de Euzkadi que, por las propias circunstancias, deberá tener una amplia participación, un alto consenso y vocación de permanencia y estabilidad, aportando todo el apoyo social posible. Pero con independencia del momento en que se produzca la deseada noticia, es incuestionable que en ETA se ha llegado a la idea de que su estrategia de violencia no tiene salida y provoca por cada día más rechazo en la sociedad vasca, que quiere vivir en paz y libertad. Es probable que haya disidentes de tal idea, pero el núcleo de dominio encuentra dificultades crecientes para desarrollar su lucha terrorista, acosada por todas partes y que además, en sus motivaciones ideológicas, perdió su significado desde que en España se consolidó un régimen democrático.
Pero el anuncio de tregua indefinida o de abandono de las armas va a constituir lo más sencillo de todo el proceso. Desde ese momento va a comenzar el verdadero via crucis para el Gobierno y para todas las fuerzas políticas que quieren una paz razonable y justa. Hagan lo que hagan se van a encontrar con la oposición irreductible e insidiosa del partido popular, si continúa dirigido por sus actuales líderes. Y cuesta creer que vayan a producirse cambios desde aquí a las elecciones generales.
Amortizados los réditos electorales que le ha proporcionado la desatinada gestación y desenlace provisional del Estatut, aunque aún exprimirá cada uno de sus artículos a lo largo de la tramitación parlamentaria; introducida la cuña en las relaciones de PSOE y PSC; hostigadas hasta la consunción la mejora de relaciones con los gobiernos progresistas o indigenistas de Latinoamérica y ridiculizada la alianza de civilizaciones, ahora se abre a los dirigentes del partido popular un nuevo filón para seguir alimentando su política de enfrentamiento al gobierno y con la fidelización del electorado más conservador. En otro país de nuestro entorno, o incluso bien lejano como fue el caso de Timor, todas las fuerzas políticas estarían unidas por el objetivo trascendental de acabar con el fenómeno terrorista. Así ocurrió en el Reino Unido con el Ulster, aunque presente diferencias con el supuesto vasco. Pero aquí no va a existir un partido conservador que empuje en la misma dirección del gobierno: antes al contrario, va a poner todas las dificultades posibles revestidas de cautelas, aunque ponga en riesgo el proceso de pacificación. Claro está, siempre que siga la actual dirección del partido y su estrategia de oposición a todo y con todo.
León Buil Giral