León Buil

09/03/2006 - ESTATUT: CONDICIONES INACEPTABLES

Cuando aún no se han apagado los vítores y felicitaciones por la espectacular Convención del partido popular, y presente todavía el eco de los discursos tonantes cargados de agresividad hacia los pobres radicales del Gobierno, a los que se les ha descrito como ignorantes y perversos, el país vuelve a la actividad política ordinaria, por calificarla de algún modo, esto es, al rifirrafe diario y al más era tu madre. Bien es cierto que había que ser muy ingenuo para pensar que iba a producirse un cambio de rumbo en la Convención popular, como ya se adelantó hace pocos días sin recurrir a la profecía, no solo porque la figura de Aznar sigue marcando la estrategia política de los populares, sino también porque el gobierno de Rodríguez Zapatero no puede modificar unos planteamientos en cuanto al modelo territorial y el problema de los terroristas de ETA, porque están en la base de su programa, y porque un cambio, que no puede ser menor, implicaría conceder a la oposición la llave para suplantar la iniciativa del gobierno socialista y de sus aliados.
Con la conclusión del informe de la Ponencia Mixta, que ha venido trabajando en las últimas semanas en la búsqueda de un consenso imposible, se abre el que será último episodio de concesiones recíprocas entre los nacionalistas catalanes y el grupo parlamentario del PSOE, aunque no parece que se pueda ir más allá de las enormes concesiones que se ha hecho al autogobierno catalán. Quedan pendientes asuntos de competencias como el modelo de gestión del aeropuerto del Prat y otros aeropuertos, de los puertos marítimos, los Paradores Nacionales, las federaciones deportivas y unos cuantos asuntos más que afectan a las infraestructuras. ERC clama por mayores concesiones que excederían a los contenidos de un sistema federal y que, por lo que vienen manifestando, no colmaría sus demandas que siempre acabarían en la secesión de Cataluña. Quizá no consideran que solo un ocho por ciento de los catalanes les dio su voto. Probablemente tampoco tienen en cuenta que Cataluña en cuanto Corona de Aragón constituyó el reino de España y ni puso reservas en su momento ni existe ninguna legitimación, pasada o futura, para separarse de la nación española.
En el otro extremo el partido popular en la Convención citada puso también condiciones inadmisibles y descabelladas para dar su apoyo al Estatut y en general a las reformas del sistema autonómico, porque descabellado es pretender reiniciar todo el proceso (¿también respecto al Estatuto de Valencia?) y ajustarse a las pautas que marque el primer partido de la oposición, por más que estuviera respaldado por diez millones de votos. Y si la propuesta popular viene respaldada por un cortejo de descalificaciones (dilapidador, errático, débil, inestable, incompetente y otras lindezas le dedicó Rajoy) en la línea marcada por el sumo director Aznar y fielmente seguida por sus vicarios, es difícil por no decir imposible que alguien con una cabeza encima de los hombros acepte una negociación para llegar a un acuerdo. Al margen de las razones que pudieran asistir a una y otra parte, no se puede llegar a un acuerdo si el partido popular no avanza siquiera en los puntos que propusiera Piqué en su momento. Sencillamente, no quieren ningún acuerdo porque piensan que les favorece electoralmente su postura intransigente.
Pero ante tales posiciones de rechazo de uno y otro signo, Rodríguez Zapatero no puede concederse ni un atisbo de debilidad o complacencia con las desorbitadas pretensiones de los nacionalistas. No es que esté en riesgo la unidad de España, pero sí la cabal funcionalidad de un Estado que asentó sus competencias en el "interés estatal" y que ahora puede sentir la tentación de degradar tal concepto o sus consecuencias, como sería ceder de modo determinante la gestión de algunas infraestructuras y servicios . Si un aeropuerto es de interés estatal, no caben componendas: es el Estado quien tiene que determinar el modo de gestión aunque se dé participación a las Comunidades Autónomas. Y bien reciente tenemos la interpretación que dan a tal término dos estados federales como son USA y RFA, cuando las competencias comprenden aspectos de interés general. Si mantener lo acordado hasta ahora supone que ERC no da su apoyo, será problema de no saber explicar a sus electores el enorme grado de autonomía que se deriva del texto que ha salido de la ponencia mixta. En cuanto al partido popular, ya es sabido lo que exige: volver a empezar o dejar todo como está.

León Buil Giral